Auto-compasión
Ser autocompasiva no es sentir pena por nosotras mismas. La compasión es la capacidad de empatizar con los demás o con nosotras mismas y conectar desde la amabilidad.

Ser compasivas es entender que todos somos seres humanos, que cometemos errores y que no somos perfectos. Es entender que el otro y que nosotras mismas obramos bien y mal. Esto nos permite mirar al mundo con más calidez y menos cinismo. La compasión nos obliga a parar, a analizar la experiencia humana desde aquello que es común y no desde lo que nos diferencia, a mirar al otro desde la búsqueda de comprensión y encuentro. Esta manera de interactuar no solo afecta nuestra visión del otro pero también como nos tratamos a nosotras mismas. Cuán autocompasivas somos. Las personas más duras con los demás suelen tener un sistema de creencias rigido donde la experiencia humana se reduce a blanco o negro, sin espacio para la flexibilidad psicológica.
Cuando somos compasivas y aceptamos al ser humano con sus miles de perspectivas, complejidades y grises, somos flexibles, y entonces es más probable que tengamos mejor salud mental. La auto-compasión, además de ser un acto de amor propio, perdonándonos aquellos errores, aquellas fallas, nos permite ser flexibles con nosotros y con los demás. Nos hace la vida más fácil. Sin la auto-compasión, si nos castigamos por todo, si no aceptamos grises en nuestra vida, el camino se hace muy difícil, casi intolerable. La compasión nos vuelve más flexibles mentalmente y más flexibilidad mental esta relacionado a mejor salud mental. No te castigues. Estas haciendo lo mejor que puedes, la vida nos enseña. Perdónate. Y ama tus grises.
Con amor,
Coni.